La tarde avanza. Tú y yo estamos juntos. Nos encontramos en una playa, nuestra playa. El sol brilla con intensidad y solo se oye el movimiento monótono de las olas al chocar contra la orilla. Me miras y una risa cómplice surge de nosotros. Nos remangamos los pantalones y damos un agradable paseo a orillas del mar. Cogidos de manos caminamos firmes. El agua está fresca y me ayuda a asimilar que lo que estoy viviendo es real, verdadero. De repente me sorprendo por qué me moja con el pie y yo sin poder evitarlo continúo con su juego. Enseguida estamos empapados al calor del sol, vulnerables y felices. Me tira hacía él haciéndome perder el equilibrio y acabamos los dos uno encima del otro. Intento reprimir mis ganas de besarle pero me resulta casi imposible. Al final lo consigo. Juntos observamos el horizonte que se muestra frente a nosotros grande, inmenso, con un futuro por descubrir como nuestro amor.
Cuando vuelvo a la realidad me doy cuenta que ya no está junto a mí. Me levanto y lo veo junto a la orilla y me pide con un gesto que me aproxime junto a él. Me acerco y veo que esconde algo detrás de su espalda. Me pide que cierre los ojos y que extienda los brazos. Al abrirlos veo una piedra preciosa con una forma caprichosa y un Te Amo escrito en su interior. Sonrió y le abrazo. En ese momento aprovecha mi distracción y atrapa la piedra de mi mano y sin esperármelo la lanza con todas sus fuerzas al fondo del mar. Me extraño pero no me da tiempo decirle nada por que enseguida me lo explica: ”Mientras esa piedra esté en el fondo del mar nada podrá con nuestro amor, nada ni nadie simplemente porque quedará guardada para siempre en el fondo de nuestros corazones”. Ya no resisto más, me abalanzo sobre él y le beso.
Cuando vuelvo a la realidad me doy cuenta que ya no está junto a mí. Me levanto y lo veo junto a la orilla y me pide con un gesto que me aproxime junto a él. Me acerco y veo que esconde algo detrás de su espalda. Me pide que cierre los ojos y que extienda los brazos. Al abrirlos veo una piedra preciosa con una forma caprichosa y un Te Amo escrito en su interior. Sonrió y le abrazo. En ese momento aprovecha mi distracción y atrapa la piedra de mi mano y sin esperármelo la lanza con todas sus fuerzas al fondo del mar. Me extraño pero no me da tiempo decirle nada por que enseguida me lo explica: ”Mientras esa piedra esté en el fondo del mar nada podrá con nuestro amor, nada ni nadie simplemente porque quedará guardada para siempre en el fondo de nuestros corazones”. Ya no resisto más, me abalanzo sobre él y le beso.
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