Quizás hoy el tiempo está como mi
estado de ánimo. Después de días de sol, llega una nube que lo cubre todo,
incluso a ti. Quedas escondido en una esquina, nadie te ve, o más bien, no
quieres que te vean. Las sonrisas se cambian por lágrimas y los buenos abrazos
por mantas a pesar de que no haga frío. Bueno, esto último es relativo. Sufrimos
una pausa pero yo, yo no estoy acostumbrada a ello. Pasar de todo a nada, y lo peor es que mañana será otro día igual, y pasado. El tiempo avanza, pero ahora mucho más
lento. Los segundos se convierten en horas, y las horas en días. ¿Algo bueno? La
distancia solo aumenta el deseo de reencontrarse, y sobretodo, de reencontrarme.