Ya era noche cerrada, no podía
dormir, tenía la mente llena de recuerdos tuyos, míos, nuestros. Me levanté de
la cama y me asomé a la ventana, caía una lluvia fina y un viento tenue movía
los árboles al son de la música que producían las cigarras. De repente, una imagen regresó con fuerza a mi cabeza, tanto, que no pude evitar
unas lágrimas. Ahí estabas tú, con ella, aquel último día de verano, aquel en
el que nada volvió a ser lo mismo, ese verano en el que abandoné mi cuerpo y mi
espíritu de niña para transformarme en alguien nuevo, alguien capaz de admitir
que ya nunca volverías, que todas aquellas promesas ya nunca se realizarían. Y
ahora, tres meses después de aquello, aún sigo siendo incapaz de poder volver a
amar. Mi corazón, que un día fue tuyo, ahora está lejos del mundo, guardado muy
dentro de mí, en una coraza hecha de daño y dolor, producido por un primer
desamor… "Aún soy joven" pienso. "Aún me queda mucho por vivir"
me digo a mi misma. Pero… ¿Para que sirve vivir, si no tienes a nadie a quien
querer? ¿Para que sirve sufrir si no tienes nadie que te apoye? A quien
pretendo engañar, tú estás ahí fuera, disfrutando de la vida, de tu juventud, y
yo como una naufraga de amor. Espero que un día vuelvas a mi lado y no te
vallas nunca.
Anais Pedregal :)!
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