Tú, la persona que quiero, la persona que no me quiere... Y yo, que no quiero rendirme, que quiero tener esa esperanza de que, cuando todo pase, cuando puedas volver a creer en el amor, me des una oportunidad. Estoy aquí, lo sabes, nunca lo olvides porque si cuando vuelvas a creer me dices que no porque conmigo no serás feliz, lo aceptaré, me costará, pero acabaré sonriendo. ¿Sabes por qué? Porque me estás rechazando para ser feliz, y eso créeme, es lo que me importa. Verte reír, sonreír sin esa nota de amargura y tristeza. ¿Qué me hubiese gustado ser la culpable de esa sonrisa? Por supuesto, pero de verdad, me quedo satisfecha con el único hecho de verte feliz, sinceramente feliz. Mil veces te lo he dicho, y mil veces te lo diré. Te pueden haber hecho daño, quizás te lo vuelvan a hacer, pero estaré junto a ti, en una esquinita de ese tan largo camino llamado vida soltando tú mano cuando no necesites la mía, y, cogiéndola todo lo fuerte posible cuando te tambalees, cuando tropieces con esa misma piedra de siempre porque con una mano amiga todo es muchísimo más fácil, y... siempre, sea cuál sea la respuesta que me des, siempre me tendrás en tú vida. ¿Amigos, o algo más? El tiempo lo decidirá cuando haya curado tus heridas, las cuales yo quiero ayudar a que sanen.
Te quiero, da igual la forma. (L)
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