Tú: Ven siéntate a mi lado.
Yo: De acuerdo.
Tú: Te he traído aquí para contarte algo.
Yo: ¿De verdad? ¿Y de que se trata?
Tú: Bueno, es de ti y de mí, de nosotros… quiero decirte… le he dado muchas vueltas y no sé…
Yo: Por favor, para. Se lo que vas a decir. Se que no soy lo que tu esperabas, que no soy lo bastante bueno, que no…
Tú: Pero…
Yo: No te preocupes lo entiendo, me costará olvidarte porque me he enamorado y no te podré olvidar fácilmente, pero me importas de verdad y sé cuando debo dejarte ir.
Tú: Pero, ¿Qué estas diciendo? Te traje aquí porque quería decirte lo mucho que mi vida ha cambiado desde que has llegado. Antes solo quería que los días pasaran y pasaran para no sentirme solo, pero desde que te conocí no he parado de sonreír, de quererte, de amarte. Tú has hecho que mi vida cobrase sentido, me has dado ilusión.
Yo: ¿Lo dices enserio? ¿De verdad me quieres?
Tú: Claro que sí, como no iba a quererte si eres la razón por la cual existo.
Yo: Por favor, bésame y si me despierto sabré que ha sido un sueño, el más hermoso que he experimentado.
Tú: Abre los ojos, sigo aquí junto a ti a la orilla del mar. ¿Me crees ahora?
Yo: Claro que te creo.
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