En ocasiones durante una relación se presentan dificultades que tienen que superar juntos y toman decisiones que en ese momento creen correctas y que ayudará a unirlos más. Pero en lugar de eso empiezas a ver que hace todo lo contrario. Tú relación con esa persona tan especial ya no es tan perfecta, primero llega ese distanciamiento que tanto cuesta aceptar. Piensas que será pasajero, que con el tiempo y poniendo de tu parte, todo volverá a ser como antes y quedará en una mala época. En lugar de eso llega la culpa. Siempre intentas encontrar a un o una culpable de lo que sucede sin darte cuenta que los únicos responsables de esa situación son ellos. A pesar de lo que digan sigues intentado salvar esa relación por la cual has dado todo durante mucho tiempo y estás dispuesta a seguir poniendo todo de tu parte siempre. Después de eso y de verte atrapada en una relación que no avanza decides hablar con esa persona y tomar una nueva decisión entre los dos. Deciden seguir y luchar por todo lo que han conseguido, por lo que tienen y por esos momentos inolvidables que tan feliz te hicieron sentir. El mundo entero puede ver todo lo que se quieren y las ganas de salvar esa relación pero no pueden ver que siguen los problemas y que todo el esfuerzo que uno de ellos cree hacer no es real, sólo uno de ellos lucha verdaderamente y sabe que al final no será suficiente. Aún así, no se rinde y sigue intentando volver hacia atrás sin ver que quizás la otra persona no quiere lo mismo. Luego ve que tiene muchas ganas de compartir más con él, que necesita esa llamada, ese mensaje o esa simple mirada que para ella lo es TODO. En cambio, solo recibe esa desgana de pasar tiempo juntos, esos gestos de indiferencia que sólo le causan dolor y que a veces se hace imposible ocultar. Tras todo ese daño que se hacen mutuamente sin darse cuenta, llega un punto que él decide terminar con una relación por la que no quiere dar nada y ella se queda ahí, sola, pensando en el momento que empezó todo y le cuesta aceptar que todo acabó. Siente un vacío tan grande que empieza a recordar todo lo vivido y todo lo decidido durante esa relación y que si quizás no hubieran tomado ciertas decisiones eso no hubiera ocurrido. Después de tanto tiempo, de tantos sueños cumplidos, de tantos instantes que te dejaron sin aliento y por toda esa mezcla de sentimientos que te hacían temblar cuando él estaba cerca, lo único que puede mantenerte en pie es la mínima posibilidad de volver algún día con esa persona por esa simple expresión: “El tiempo lo dirá”. En ese instante comienza la lucha contra ti misma porque no sabes diferenciar la realidad de los sueños. Piensas que esas cosas que tú ves como muestras de que aún hay algo simplemente son imaginarias hasta que alguien te dice que no lo son que no soy la única que ve esos pequeños gestos, detalles, palabras… Comienzas a hacer todo lo posible para reconquistarlo, incluso con indiferencia, y es ahí cuando ves que él comienza a buscarte y detrás de tus gestos de no darle importancia a eso que te dice o hace se esconde una inmensa alegría o mejor aún una ilusión que sólo se irá cuando escuches decir: “No te quiero más”.
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