Las cosas no se dicen, se hacen,
porque al hacerlas, se dicen solas. Tal vez ese sea tu fallo, no eres capaz de
cumplir una promesa, pero ya no le doy importancia. He caído varias veces, y en
todas ellas he sabido como levantarme, y esta vez no va a ser menos. Ya no seré
la niña ingenua que por cualquier “TeQuiero” hace como que no pasa nada, o
simplemente por dos lágrimas te perdone, eso ya está muy lejos de aquí. Sigue
con tu vida, que yo haré lo mismo. Quédate con lo bueno que vivimos, aunque no
olvides que jamás vas a repetir una historia como aquella. Legará el momento en
el que sonreiré de nuevo sin que tú seas el motivo de ello, y ahí te darás
cuenta de que me has perdido para siempre. Ya no me da miedo continuar sola, pararte,
y decirte que me olvides, porque me ha dado cuenta que no eres para
mí, y que puedo vivir sin ti los 365 días del año. De ahora en adelante no
esperaré nada de nadie, ni un simple “Hola, ¿Cómo estás?”, haré y diré lo que siento
en cada momento sin pensar si está bien o mal, tan solo me dejaré llevar, y seré
como yo soy.
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