Son noches sin estrellas y tardes
entre nubes. La oscuridad de los días envolvía mi alma. Hoy lo veo como una
escena de película en la que serpientes oscuras corrían a abrazarme y
susurrarme cosas al oído. Yo miraba hacia delante, mis ojos no fueron tapados,
solo esperaba a algo que poder seguir. Alguien pasó, y me resulto curioso,
interesante. Camine tras de él mientras esas serpientes me seguían, cayendo de
mi cuerpo poco a poco. Los susurros se hicieron gritos, y los gritos de ellas
provocaron mi llamada. "Espera", solo tuve que decir eso para que él
se parara. Se viró, y en lo que transcurría su giro se le iba iluminando la
cara hasta soltar un fuerte destello que pulverizó las serpientes. Cerrar los
ojos fue mi reacción. Ahora los abro, solo he parpadeado y girado a mi derecha. Te encuentro cabizbaja
mirándome a los ojos. Ya encontré dos estrellas, no necesito el resto.
Por: Alejandro García
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