Entro en mi cuarto y cierro la
puerta. No quiero que nadie me escuche, que me pregunten que pasa, que se
preocupen por mí, nada. Es un mal día, y tan solo quiero permanecer en la cama
hasta que esto pase. No puedo evitar llorar y preguntarme que hacer. Todo me da
vueltas. Pongo música para dejarme llevar entre nuestras canciones, esas que significan
mucho más que cualquier palabra que alguien me pueda decir. Te siento cerca por
momentos, pero otros muchos a kilómetros de distancia. No es fácil. Nada fácil.
Tengo miedo a perderte, y por eso no quiero abrir los ojos y ver que ya te has
ido, que te has olvidado de todo. Me aferro a los recuerdos, a los instantes
vividos contigo, esos que hacen que sonría entre lágrimas. Miles de preguntas pasan
por mi cabeza, muchas de las cuáles aún no tienen respuestas, o tal vez sí, no
lo sé. Me quedó aquí, por ahora, en mi pequeño rincón que sabe todo de mí. No
quiero hacer más daño. Volveré, sea de la forma que sea, pero dentro de un
tiempo por mucho que el vacío que siento se haga más profundo cada
segundo que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario