Hoy hace una tarde gélida, nubosa y llueve. Las nubes se acercan rápidamente hacía mi, pero me encuentro en la seguridad de mi habitación bajo el suave tacto de mi manta. Hoy es un día en el que necesito a un alguien. Alguien que me abrase, que me besa, y que se funda conmigo bajo la manta. No voy a mentir necesito su calor, necesito saber que está dispuesto amarme, a quererme, siempre listo para ayudarme y darme esas alas que me hagan volar. No quiero un novio ya que para mi solo son letras, lo que verdaderamente necesito es a alguien que esté ahí cuando verdaderamente lo necesite, que confié en mi. Ese alguien que me de la fuerza suficiente para ser feliz, para afrontar la vida con alegría, y sobre todo me dé un amor cargado de emociones y sentimientos. Quiero crear una unión perfecta entre él y yo, quiero que mis labios se adapten a su piel, que sus manos se acostumbren al contorno de mi cuerpo y quiero encontrar la tranquilidad en sus ojos, en su boca. Mi vista se encuentra perdida en pequeñas agujas que giran sin cesar y ya llegó la hora que empiecen a contar los primeros besos, los primeros recuerdos, los primeros Te Quiero. Poco a poco voy saliendo del trance y la noche cae sobre mí. Miro a las estrellas y se que en este mismo momento mi alguien, mi él, también las está observando, contemplando su sencillez, su belleza y que ambos esperamos el momento exacto para que nuestros caminos se unan.
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