Y en ese instante todo cambió. Mi
vida y la tuya empezaron a compartir distintos caminos, callejones peligrosos y
un sin fin de piedras que debimos pasar juntos. ¿Lo recuerdas? Un largo trayecto
en el que conocimos nuestras virtudes, defectos, pero sobre todo a querernos. No
fue fácil, ni tampoco lo sigue siendo, pero aquí estamos. Cada día recorremos
algunos metros, incluso kilómetros, pero eso da igual, lo importante son las
huellas que dejamos a nuestro paso. Miramos al frente, cientos de curvas nos
esperan, aunque siendo dos es muchos más fácil. Y sí, lo es. Si te caes estará él
para ayudarte a levantarte. Tiene el don de convertir tus días tristes en
sonrisas. Cuando estés cansada él te dará la mano. Nunca te faltará un buen
abrazo en el que sentirte protegida. Existen tantas cosas que jamás se
descubren hasta que eres el protagonista
de tu historia, esa que pintas con trazos de buenos momentos, recuerdos
inolvidables y como no, otros no tan mágicos. Resultará una pared infinita que
solo nosotros seremos capaz de desvelar su significado. Tiene principio, pero
no fin. Esta es nuestra historia, una más para ti que lo lees, pero única para
mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario